Pueblo de Benahavís

Enclavado en el valle del Guadalmina, a siete kilómetros del Mediterráneo y a 160 metros sobre el nivel del mar, el pueblo blanco de Benahavís fue fundado hace mil años, durante el dominio árabe de España. Todavía dominado por las ruinas del Castillo de Montemayor y sus torres de vigilancia, el pueblo se independizó de la vecina Marbella en 1572, gracias a la famosa carta puebla del rey Felipe II.

Su término municipal comprende 145 kilómetros cuadrados de terreno ondulado y boscoso, desde las profundidades de Las Angosturas, el tramo más estrecho y escarpado de la garganta del Guadalmina, hasta las estribaciones de la montaña Matrona. Desde sus cumbres y valles boscosos se divisa una impresionante panorámica de la costa que traza los cauces de sus tres ríos, el Guadalmina, el Guadalmansa y el Guadaiza, y numerosos arroyos.

Bordeada por Estepona y Marbella en la costa, y Ronda en las montañas al norte, Benahavís tiene un encanto propio y sigue siendo un relativo oasis de calma, excepto los fines de semana y el mes de agosto. Sus casas encaladas, magníficamente conservadas, y sus calles empedradas parecen no haber cambiado en siglos, pero el pueblo cuenta con algunas de las instalaciones más modernas de la costa para residentes y visitantes.

En los últimos años, Benahavís se ha convertido en uno de los lugares más exclusivos de la Costa del Sol para vivir. Con una población de 7.000 habitantes durante todo el año, más de la mitad de los cuales son residentes extranjeros, cuenta con uno de los ingresos per cápita más altos de España, ya que los extranjeros acaudalados han gravitado hacia sus urbanizaciones cerradas.

Desarrollo sostenible

La historia moderna de Benahavís comenzó en los años setenta, impulsada por el desarrollo de La Aldea, un pequeño grupo de casas unifamiliares construida con estilo tradicional en el centro del pueblo, siguiendo la visión del escultor escocés y residente local desde hace mucho tiempo, target=»_blank» rel=»noopener»David Marshall. Pero, en vez de competir con el movimiento y el estilo de las grandes ciudades de Marbella, Benahavís ha elegido un ritmo más lento y un enfoque diferente al desarrollo.

Desde entonces, el área urbana del municipio ha crecido considerablemente en tamaño, ya que muchas de las colinas y fincas circundantes han sido ocupadas por urbanizaciones de baja densidad de apartamentos y villas de lujo, a menudo ancladas alrededor de uno de los doce campos de golf de la zona. Algunas de ellas se encuentran entre las zonas más caras de España, como La Zagaleta y El Madroñal.

El pueblo también se ha ganado una merecida reputación como el «comedor de la Costa del Sol», debido a la variedad y calidad de los numerosos restaurantes y bares que bordean su principal arteria. Pero, cuando la muchedumbre vuelve a sus casas después del almuerzo, el pueblo recupera la calma de la vida en el campo, que desde hace mucho tiempo la ha convertido en un lugar famoso para artistas y para aquellos que prefieren la vida tranquila.