La Golden Visa es un plan introducido a raíz de la crisis financiera que se diseñó para estimular la inversión extranjera y contribuir así a acelerar el crecimiento económico y la recuperación en un momento en que el capital de inversión era escaso en Europa.
Fue una medida adoptada sobre todo por los países mediterráneos, que tienen una larga tradición de atraer a compradores, visitantes e inversores extranjeros a sus soleadas zonas costeras.
En consecuencia, el plan afectó especialmente a España y Portugal, y aunque oficialmente estaba destinado a atraer a los extranjeros de fuera de la Unión Europea a invertir en activos productivos como locales comerciales y de venta al por menor, fábricas, granjas y otros tipos de capital económico, pronto adquirió un carácter principalmente residencial, ya que muchos compradores de Rusia, China, Marruecos y el Oriente Medio aprovecharon la inversión para obtener la residencia.
Para las personas de fuera de la UE, una inversión de 500.000 euros o más garantizará la residencia en España, aunque sujeta a ciertos controles, y teóricamente tiene que haber una inversión de esta suma para cada persona que desee tener la residencia. La residencia se renueva anualmente, y después de un período de cinco años el titular de la Golden Visa puede solicitar la residencia permanente o incluso la ciudadanía del país en el que ha invertido.
Las ventajas son obvias, ya que el esquema de la Golden Visa da a las personas – particularmente a las personas con poder adquisitivo – un punto de apoyo en Europa. Además de proporcionar acceso al mercado europeo para cualquier empresa comercial y los beneficios de vivir en uno de los lugares más seguros del mundo, también permite a los asiáticos, árabes, rusos y latinoamericanos mantener algunos de sus activos a salvo en lo que generalmente se considera también una de las regiones más estables a nivel financiero y político del planeta.
Dado que se trata de una medida un tanto inusual que se permite como medio para ayudar a las economías europeas más vulnerables a salir de la recesión posterior a la crisis financiera, y que probablemente nunca se pretendió que fuera permanente, ha habido una creciente presión sobre países como España y Portugal para que abandonen o, al menos, modifiquen en gran medida el plan de la Golden Visa. Ahora las críticas también se dirigen a la Comisión Europea, por no hacer más para detenerlo.
Con el nuevo gobierno de izquierda que acaba de llegar al poder en España, se puede esperar una inspección fiscal más detenida de las personas con bienes, incluyendo también a los residentes extranjeros y especialmente a los no residentes. La llamada ‘regla Beckham’, que permite a los expatriados extranjeros a vivir y trabajar aquí en condiciones favorables, y la Golden Visa no es probable que desaparezca. Sin embargo, como esta última ha estimulado la venta de propiedades en las costas y en las grandes ciudades, y en el proceso ha ayudado a impulsar los precios al alza, el nuevo gobierno la estudiará como parte de sus planes para reducir la especulación inmobiliaria y frenar el aumento de los valores inmobiliarios.
Por lo tanto, ya sea que provenga de la UE o del propio gobierno español, es probable que haya algún tipo de moderación o restricción en los términos del esquema de la Golden Visa que hará más difícil calificar, y por lo tanto reducirá su impacto en el mercado inmobiliario español. Portugal, cuyo régimen de visado fue aún más generoso y tuvo un impacto aún más notable, está buscando de manera similar la revisión del sistema y la reducción de la exención de impuestos para algunos residentes extranjeros. Con ello, busca enfriar el recalentamiento del mercado inmobiliario del país, así como responder a las preocupaciones de Bruselas sobre los «regímenes fiscales discriminatorios», por lo que, aunque los días dorados de la Golden Visa parecen estar disminuyendo, el concepto como tal continuará durante algún tiempo más.
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